Acerca de
Entre el olor a mar de Venezuela y la caricia creativa y sensible de Bélgica nace un universo donde el arte y la ética se dan la mano para hacer de la belleza y la autenticidad una forma de entender la vida.
Bienvenida: estás en Caracas Atelier.
Me llamo Marisol y soy venezolana. Allí nací.
Soy también belga. Allí estudié.
Y también soy sevillana. Aquí vivo.
Nací y crecí en Caracas, bajo un cielo de intenso azul, rodeada de aromas sugerentes y
naturaleza exuberante. Con dieciocho años crucé el Atlántico para instalarme en Bélgica. Allí me
gradué en Diseño, me hice ciudadana belga y aprendí valores que no se estudian: ecología,
libertad, respeto, aperturismo. Once años después, recién llegada a Sevilla, reconecté con la
pasión, los colores y la naturaleza.
Y así nació Caracas Atelier: mi creación más auténtica, que une en su nombre mis raíces más
profundas venezolanas con el savoir-faire belga y la elegancia sutil de un idioma en el que cada
palabra es una caricia.
En Caracas Atelier encontrarás un universo creativo en el que la moda y el arte se dan la mano
para fundirse en bolsos, la pieza de nuestro armario que acoge en su interior el pequeño equipaje de los grandes momentos de nuestra vida. Ese lugar que por fuera da el toque de distinción a
nuestro estilo y, por dentro, guarda tesoros que definen nuestra esencia.
Como la naturaleza o el arte, donde cada ser y cada creación son únicas, los bolsos de Caracas
Atelier están concebidos como ediciones limitadas.
Nacen de la intuición, de mi manera de sentir las telas y dar vida con ellas a las emociones únicas
que el arte me ha hecho vivir.
Las telas y otras pequeñas ‘joyitas’ que atesoro de mis viajes y estancias en Marruecos, Francia,
Bélgica y España van cobrando forma para hacer de cada bolso una pequeña obra de arte en la
que vivo, siento y realizo cada parte del proceso.
Por eso en cada colección hay un número muy limitado de modelos, y de cada modelo se realizan
contadas piezas. Porque en un mundo marcado por la obsolescencia programada, la voracidad
consumista y la velocidad inhumana creo en la delicadeza que no caduca, en la cadencia de los
sentidos y en el infinito al que nos lleva el goce auténtico de los pequeños grandes instantes de
felicidad.